lunes, 16 de noviembre de 2009

OFENSIVA
Obligados a escribir la historia. Noviembre de 1989; curtidos ya en la guerra; forjados como combatientes, decididos; audaces, atrevidos: No hay otro calificativo a ese hecho que nos tocó construir.
Solo a la comandancia del frente se le podía ocurrir aquella ofensiva militar en aquel entorno. Ciertamente era una ofensiva, proclive a abortarse por aquellos acontecimientos dramáticos que ocurrían. Pero nuestros comandantes sabían la madera de la cual estabamos hechos. Teníamos una moral y una autoestima elevadisima: El ejercito era golpeado por doquier; no veía de donde le llegaban los golpes. y además era una verdaera prueba que nuestra lucha era genuina. que cayera quien cayera, nosotros no caeríamos: imposible; para jovenes como nosotros que ya conducíamos con la asadía del guerrero y la prudencia del sabio; los hilos de las fuerzas populares, que día a día eran más intensas. ¡¡¡ si lo sabria el ejercito del general garcía, de vides casanova, vargas y ponce¡¡¡¡
Sabíamos; muchos por carne propia, de la crueldad del ejercito; sabiamos de lo que eran capaces de hacer; conocíamos lo podrídos que estaban ( salvo honrosas excepciones) pero quizas fuimos ingenuos al creer que algo habían aprendido a fuerza de golpes, o a fuerza de peticiones del guerrerista reagan; pero nunca nos imaginamos que serían capaces de cometer más barbaries como la del asesinato de los compañeros del FDR o de monseñor Romero.
Como brutos eran verdaderamente brutos.
El 16 de noviembre; en horas de la madrugada; mataron a los sacerdotes jesuitas y a sus empleadas; nosotros que estabamos en las faldas del volcan dee san salvador, nos enteramos de semejante masacre a eso de las siete ú ocho de la mañana: no podiamos creerlo; no podía ser, era imposible: pero lo era y aún era mas odioso; pretendieron culparnos a nosotros los guerrilleros.
Sin embargo, el peso de la realidad pudo mas que cualquier macabro plan: pronto se supo que habían sido ellos, el ejercito asesino, conducido por Cristiani y Ponce.
Sabíamos que como frente nos habiamos posicionado; habiamos entrado a la capital, cuando el ejercito decía que huíamos en desbandada. ya nosotros habíamos hablado en serio de quienes eramos y que queriamos. Tuvieron que ponernos atención de veras con la ofensiva que lanzamos. Con el asesinato de los jesuitas, supimos que todo cambiaría: que si la presión internacional no ayudaba lo suficiente; tendríamos que continuar en aquella batalla, que ciertamente la ganamos y bien. El regimen quedó al descubierto.
Hoy, nos enteramos de una secreto a voces: la CIA y la inteligencia española, sabían que el ejercito planeaba asesinar a los sacerdotes jesuitas... y los dejaron.
ASESINOS¡¡¡¡