Un año de gobierno, autoridad moral, el frente y el camino del pueblo
“Con la autoridad moral de ser el primero en dejar de lado mi pertenencia política para convocar a todos a la unidad y al sacrificio; con la autoridad moral que me otorga el haber pedido a todos los funcionarios de mi gobierno –ministros y ministras, viceministros y viceministras, presidentes de autónomas y demás organismos del Órgano Ejecutivo- que prioricen su función de servidores públicos y dejen de lado su militancia partidaria mientras estén en los cargos públicos; con esa legitimidad moral es que vengo a pedirles a ustedes que dediquemos todos nuestros esfuerzos y toda nuestra energía a el Salvador”
Este párrafo tomado del discurso presentado pro el presidente Mauricio Funes el 1 de Junio, con motivo del primer año de su mandato, es revelador.
El presidente viene y dice que tiene autoridad moral para, pedir unidad nacional y un año por la patria, por haber “dejado de lado su pertenencia política”, plantea en ese párrafo de su discurso su separación del frente; cuando su oferta electoral, la presentó en conjunto con el Frente.
Uno podría considerar natural que el presidente tenga diferencias con el partido que lo llevó al poder; aún más eso es sano y saludable, uno podría entender que se lleve muy bien con aquellos sectores y partidos que previo a las elecciones lo atacaron.
Pero hay algo que no cuadra, pues las desavenencias que deberían ser normales en realidad no lo son; se observa en las declaraciones de Funes y del frente una franca separación, que viene ahora a remacharla en el discurso que presenta en la asamblea.
El comportamiento del presidente, demasiado coqueto con la élites económicas, hace parecer al frente como cornudo complaciente. Con asombro uno contempla la actitud del frente, frente a ese hecho que se le presenta. Ambivalente: mientras unos dirigentes dicen una cosa, otros dicen otra; y eso termina de dibujar un entorno político, bastante confuso. El presidente abandona su pertenencia política, pero lidera un movimiento por el cambio, sazona sus declaraciones públicas con frases que ya no se olvidaran en el imaginario del pueblo: “ no me interesa perseguir a los corruptos”, cuando sus frases en la campaña electoral eran otras; invita a los excombatientes del conflicto a una mesa de dialogo, y más pareciera que es una convocatoria para utilizar a los veteranos y dividirlos en su forcejeo con el frente.
Su comportamiento frente a los organismos económicos internacionales, no se distingue del comportamiento de antiguos gobernantes de derecha, su posición frente al Golpe de Estado Hondureño, aunque se ha llevado las palmas de algunos, no convence: pareciera seguir la agenda de los Estados Unidos, así sin más.
En suma hay un sentimiento agridulce; golpea duro eso de las comunicaciones del gobierno, haciendo propaganda a la usanza de antiguos gobiernos de derecha, golpea duro esas emocionales defensas a ciertas transnacionales, golpean duro las declaraciones públicas del presidente, en as que siempre deja cierto sabor de autoritarismo y de aquello del Estado Soy Yo, golpea, porque viene de una persona que fue llevada sobre los hombros de los descamisados de este país.
Golpea que el Frente, sea un partido que escogió hace tiempos ya la vía electoral por excelencia, abandonando adrede quizás, la formación intensiva de sus militantes; golpea duro ver a un frente con discurso de Izquierda y con practica de derecha.
Lo único que logran es detener el proceso social del cambio, pues derraman el virus de la confusión por doquier, y ahora los militantes del frente (orgánicos y no orgánicos o simplemente simpatizantes) debemos convertirnos en contorsionistas, al poder apoyar al presidente y al frente.
Elecciones seguirán habiendo y por ese camino al final, lo único que queda es la partida de defunción del frente; pues seguramente a la vuelta de cuatro elecciones más; del frente solo quedará la historia, una historia de dos partes: la primera de cómo el frente junto al pueblo se levantó en armas para procurar una transformación social y la segunda parte de cómo al frente se lo comió la ilusión del poder por la vía de las urnas; guerra en que está empantanado y en la que por desgaste será vencido irremediablemente.
El presidente Funes, al final de cuentas solo será una circunstancia más en la historia del frente; Funes solo será el hombre que fue llevado como candidato, será visto como un hombre con el cual el frente logró una de esas victorias electorales, y que podrá a juzgar por este primer año de gobierno, considerarse una gran victoria … pírrica.
El cauce de la lucha por las transformaciones sociales, así como están las cosas, no están vinculadas de forma directa e ineludible al frente ni al presidente, pues estos más bien con sus dimes y diretes, son más bien diques para la educación política e ideológica del pueblo; el cauce de la lucha del pueblo; va por otro sendero que no es exclusivamente electoral; sino que esta fundamentado en la organización, en la identificación de sus reivindicaciones y en la exigencia a rajatabla de sus derechos: Solo la formación ideológica y la protesta organizada hará que funes y el frente escuchen al pueblo y enderecen el camino.
“Con la autoridad moral de ser el primero en dejar de lado mi pertenencia política para convocar a todos a la unidad y al sacrificio; con la autoridad moral que me otorga el haber pedido a todos los funcionarios de mi gobierno –ministros y ministras, viceministros y viceministras, presidentes de autónomas y demás organismos del Órgano Ejecutivo- que prioricen su función de servidores públicos y dejen de lado su militancia partidaria mientras estén en los cargos públicos; con esa legitimidad moral es que vengo a pedirles a ustedes que dediquemos todos nuestros esfuerzos y toda nuestra energía a el Salvador”
Este párrafo tomado del discurso presentado pro el presidente Mauricio Funes el 1 de Junio, con motivo del primer año de su mandato, es revelador.
El presidente viene y dice que tiene autoridad moral para, pedir unidad nacional y un año por la patria, por haber “dejado de lado su pertenencia política”, plantea en ese párrafo de su discurso su separación del frente; cuando su oferta electoral, la presentó en conjunto con el Frente.
Uno podría considerar natural que el presidente tenga diferencias con el partido que lo llevó al poder; aún más eso es sano y saludable, uno podría entender que se lleve muy bien con aquellos sectores y partidos que previo a las elecciones lo atacaron.
Pero hay algo que no cuadra, pues las desavenencias que deberían ser normales en realidad no lo son; se observa en las declaraciones de Funes y del frente una franca separación, que viene ahora a remacharla en el discurso que presenta en la asamblea.
El comportamiento del presidente, demasiado coqueto con la élites económicas, hace parecer al frente como cornudo complaciente. Con asombro uno contempla la actitud del frente, frente a ese hecho que se le presenta. Ambivalente: mientras unos dirigentes dicen una cosa, otros dicen otra; y eso termina de dibujar un entorno político, bastante confuso. El presidente abandona su pertenencia política, pero lidera un movimiento por el cambio, sazona sus declaraciones públicas con frases que ya no se olvidaran en el imaginario del pueblo: “ no me interesa perseguir a los corruptos”, cuando sus frases en la campaña electoral eran otras; invita a los excombatientes del conflicto a una mesa de dialogo, y más pareciera que es una convocatoria para utilizar a los veteranos y dividirlos en su forcejeo con el frente.
Su comportamiento frente a los organismos económicos internacionales, no se distingue del comportamiento de antiguos gobernantes de derecha, su posición frente al Golpe de Estado Hondureño, aunque se ha llevado las palmas de algunos, no convence: pareciera seguir la agenda de los Estados Unidos, así sin más.
En suma hay un sentimiento agridulce; golpea duro eso de las comunicaciones del gobierno, haciendo propaganda a la usanza de antiguos gobiernos de derecha, golpea duro esas emocionales defensas a ciertas transnacionales, golpean duro las declaraciones públicas del presidente, en as que siempre deja cierto sabor de autoritarismo y de aquello del Estado Soy Yo, golpea, porque viene de una persona que fue llevada sobre los hombros de los descamisados de este país.
Golpea que el Frente, sea un partido que escogió hace tiempos ya la vía electoral por excelencia, abandonando adrede quizás, la formación intensiva de sus militantes; golpea duro ver a un frente con discurso de Izquierda y con practica de derecha.
Lo único que logran es detener el proceso social del cambio, pues derraman el virus de la confusión por doquier, y ahora los militantes del frente (orgánicos y no orgánicos o simplemente simpatizantes) debemos convertirnos en contorsionistas, al poder apoyar al presidente y al frente.
Elecciones seguirán habiendo y por ese camino al final, lo único que queda es la partida de defunción del frente; pues seguramente a la vuelta de cuatro elecciones más; del frente solo quedará la historia, una historia de dos partes: la primera de cómo el frente junto al pueblo se levantó en armas para procurar una transformación social y la segunda parte de cómo al frente se lo comió la ilusión del poder por la vía de las urnas; guerra en que está empantanado y en la que por desgaste será vencido irremediablemente.
El presidente Funes, al final de cuentas solo será una circunstancia más en la historia del frente; Funes solo será el hombre que fue llevado como candidato, será visto como un hombre con el cual el frente logró una de esas victorias electorales, y que podrá a juzgar por este primer año de gobierno, considerarse una gran victoria … pírrica.
El cauce de la lucha por las transformaciones sociales, así como están las cosas, no están vinculadas de forma directa e ineludible al frente ni al presidente, pues estos más bien con sus dimes y diretes, son más bien diques para la educación política e ideológica del pueblo; el cauce de la lucha del pueblo; va por otro sendero que no es exclusivamente electoral; sino que esta fundamentado en la organización, en la identificación de sus reivindicaciones y en la exigencia a rajatabla de sus derechos: Solo la formación ideológica y la protesta organizada hará que funes y el frente escuchen al pueblo y enderecen el camino.