Culpas escapadas.

Desde el tiempo en que dicen que tenemos paz;
Y puede que sea hace ratos ya de eso;
Desplazo mis ánimos en una inquietante rutina;
Que se revela como una cuerda floja oscilante y rápida,
Que toma vida y me reta irónica;
(Aún mostrándole mi perfil de esfinge encorbatada);
Y me desborda con furia equilibrada
En un balanceo peligroso;
Confundiendo por completo mi raciocinio y sentidos,
Permitiendo que se escapen fácilmente;
y con vigorosos gritos;
Todas mis culpas de su cárcel.

En ese estado silente y escandaloso,
Entrecierro suave y temeroso todos mis sentidos,
Y al ir revisando uno a uno los recuerdos congelados;
En los que he dividido adrede mi conciencia;
Veo duendecillos que reclaman y chillan,
Y que se atropellan buscando la salida;
Mientras mi ánimo y mi espíritu se marean.

No logré encerrar en esas celdas separadas,
Ni siquiera las palabras que componen mis miserias;
No se con que artimañas o argucias se juntaron,
Para lanzarse como luciérnagas kamikazes,
Desde lo mas oscuro y con prisas;
Dejándome atribulado, desnudo y deshecho
Al sentir que estoy siendo poseído,
Y viendome atrapado en el pantano;
Reacciono persiguiendo como el mas fiero comisario,
Las fechorías escapadas de esa cárcel;
Y cada vez que estoy cerca de atraparlas
Se burlan de mi a carcajada limpia;
¡¡¡¡Se burlan descaradas¡¡¡¡;
Y mas me hundo.

Oigan;
Oigan y ayuden
Que temo ser yo quien termine pagando
El precio de las culpas escapadas;
No por mi obligación de pagarlas,
Sino por haber abierto las puertas;
De esas mazmorras en que estaban confinadas.

Ese bregar diario y rutinario
Como rehén exhausto y cansado me tiene,
Sentado a la vera de esta vida,
Que para administrarla con medida;
La acompaño tomando cicuta a montones,
Pero no me hace efecto,
¡¡¡¡¡¡Solo sabe a aguardiente¡¡¡¡¡
Y sigo con mi animo en esa cuerda floja.