martes, 20 de julio de 2010

vh. segunda parte:
El hombre nuevo: el marero. La nueva sociedad:las maras

La institucionalización de la moral marera: incapacidad y parasitismo

Los antivalores de las maras nacen y se reproducen con y desde la oligarquía, es decir del poder. No sólo los políticos, las dirigencias de todos los partidos políticos, los funcionarios públicos del gobierno y el Estado en general, los diputados y varios líderes religiosos de diversas denominaciones los practican.

Quizá el antivalor más representativo y significativo de las maras de la oligarquía, de las maras de la gran empresa privada nacional y transnacional es el mismo que ejercen las maras de las colonias, comunidades y zonas populares: la renta.

La diferencia entre la renta impuesta por las maras, con la renta que proviene de la gran empresa privada y los bancos es que a la primera le llaman extorsión y es ilegal. La de los segundos por estar legalizada por la voluntad política del gobierno, los diputados y las leyes y toda la institucionalidad, aparece encubierta con distintos nombres o conceptos dentro de lo que se le denomina cuota, tarifa, factura, recibo, pago por servicios, precio, tasa, cargos, recargos aplicables o costos adicionales, entre otros.

Excelentes ejemplos de la renta o extorsión de la empresa privada y el Estado son todos los cargos a los combustibles, la cuota fija de telefonía que resultó ser una cuota de acceso, el incremento de 12 a 28 dólares de las tarifas de energía eléctrica que se ha sufrido en la mayoría de colonias y zonas populares más pobres de las ciudades en el gobierno de Funes y avalado por una parte de la dirigencia del fmln —en residenciales de clase media, los incrementos se elevaron al doble y a veces hasta el triple de lo que se paga hasta junio del año anterior—, el aumento indiscriminado de 5 a 25 y hasta 35 dólares de las tarifas de agua potable —también dentro de estas mismas poblaciones de pobres— y el próximo porrazo anunciado de aumento del valor del gas propano, entre otro montón de servicios que ya se han visto severamente impactados en este año transcurrido.

Mientras, las grandes empresas se libraron del pago de impuestos al Estado y de los controles fiscales, y continúan evadiendo y eludiendo sus obligaciones.

Lo mismo ocurre con las compañías telefónicas de Carlos Slim a quien sirven los Cáceres y la empresa agiotista de cobros de deudas propiedad de estos mismos, igual que los bancos a quienes ha servido vehementemente el actual ministro de Hacienda, y las compañías de seguridad privada de Mecafé, entre otras grandes empresas, que no sólo se han beneficiado en prebendas y económicamente del poder adquirido por esta nueva mara que gobierna desde casa presidencial, sino que sobre todo pone en evidencia la tremenda hipocresía y descarado cinismo gubernamental de impedir el combate contra este tipo de renta y tráfico de influencia.

Todos los cobros abusivos son en realidad estafas y extorsiones y rentas al mismo tiempo que tienen el carácter de cada una de las categorías mencionadas, porque constituyen cobros excesivos, arbitrarios, ilegales, injustos y desproporcionados que se hallan fuera y muy por encima de los costos y márgenes de ganancias o rentabilidad aceptables.

Y son extorsiones, estafas y rentas porque además los ingresos no son declarados al fisco porque se lo roban. Se roban lo que ellos tienen que declarar y pagar en impuestos y se roban además los impuestos que por medio del IVA paga el pueblo, porque tampoco lo declaran ni lo entregan.

Y son también rentas, extorsiones y estafas porque al comprometer el gobierno al Estado en préstamos internacionales para financiar a través de la colocación de dichos fondos en los bancos los negocios de las grandes empresas, compromete y empeña el futuro de nuestros hijos y las venideras generaciones, pues tanto las entidades financieras que reproducen para sí mismas riquezas sin arriesgar su propio dinero igual que el empresariado, de sus ganancias no devuelven al Estado siquiera las sumas de intereses adeudados a través de impuestos.

Al ocurrir esto, la carga cae sobre todos nosotros, que no nos escapamos de ninguna manera de pagar estas rentas, porque somos todos los salvadoreños que pagamos impuestos, quienes terminamos pagando tales empréstitos a través de esos fondos que van al fisco. Empréstitos que de ribete ni disfrutamos.

Por estas razones, con todo rigor y certeza podemos aseverar que la gran empresa privada, la oligarquía, el gobierno, la Asamblea Legislativa, la Corte Suprema de Justicia, los diputados y todas las dirigencias de los partidos políticos han convertido a nuestra economía en una economía rentista, extorsionadora, porque este sector mercantilista y especulador —mercantilista y especulador porque ni siquiera es un sector productivo, ni siquiera es un sector que invierta en la productividad— tiene idénticas prácticas y modos de acumulación de riquezas que las maras, por lo que a la vez son una clase parásita que vive a expensas del pueblo, de los asalariados, de la clase media, de la mediana, pequeña y microempresa, y de la economía informal.

El comportamiento gubernamental, de las entidades del Estado y de las dirigencias de todos los partidos políticos, sin excepción alguna, y la oligarquía y empresariado nacional y extranjero es en todos los aspectos idéntico al sistema de protección e interacción endógena propia de las maras.

En realidad, los antivalores constituyen una práctica permanente, constante que ha permitido a la oligarquía y toda esa clase política y de funcionarios la acumulación de riquezas y de poder, y se han convertido en un pensamiento dominante y de denominación en todas las actividades económicas, sociales, políticas, productivas, comerciales, culturales y hasta humanas dentro de la sociedad y el país.

Los antivalores vienen siendo practicados desde tiempos remotos por la oligarquía —tanto la nacional como la transnacional—. Pero acortemos el tiempo a 21 años, que es el período verdadero de surgimiento, expansión y consolidación de las maras y la virulencia de la pérdida de todo principio y valor moral y ético de desarrollo humano y desarrollo de la humanidad salvadoreña. Esos 21 años son los mismos en que estuvo en el gobierno arena y que abarca al actual gobierno de derecha de Funes y su séquito de funcionarios.

De la casta oligárquica es que proviene el ejemplo, quienes han servido de maestros para todas las otras clases mencionadas. Son los amos del poder, es decir la oligarquía, quienes han secuestrado a todo político y funcionario público de distinta procedencia y denominación infectando sus comportamientos, sus conductas políticas por medio de la compra de voluntades de diversas formas, entre estas la del chantaje político y a la vez con prerrogativas vulgares como la facilitación de lujos a diputados y funcionarios de las entidades y de las dirigencias partidarias, que ejercen al mismo tiempo su imposición dominante y su dominio mental, inmoral y antiético contra los sectores populares.

Estas maras del más alto nivel gubernamental y estatal han trasladado sus picardías en forma de enseñanzas masivas a las maras, a través de los medios de comunicación y en sus relaciones funcionales diarias en el gobierno y el Estado, e intentan inculcarlas hasta dentro de sus militancias y activistas.

Por lo que ninguno tiene solvencia moral ni ética desde la perspectiva política y social, para enfrentar el problema de las maras, y por eso mismo es que no son capaces de pensar, de tener siquiera idea de cómo comenzar procesos sostenidos, sostenibles y sustentables que se encaminen a soluciones posibles, realizables y permanentes del fenómeno de las maras. No pueden porque tienen las patas hinchadas.

Los funcionarios actuales, alejados ya de su forma de pensar anterior y despojados de cualquier intento de enfrentar los problemas sociales en el terreno de los pobres, en el terreno popular donde se teje la podredumbre provocada por las maras, les imposibilita siquiera observar terrenalmente el problema.

Las maras reflejan, expresan, demuestran concreta e indiscutiblemente el tipo de sociedad que somos. Son ellas mismas —y en sí mismas— una crisis social, que provienen de una crisis social.

Como crisis, tiene inevitablemente que aceptarse que es insostenible, que no puede ser ya comprendida, conocida ni combatida desde el lujo de los despachos y oficinas ministeriales y gubernamentales, donde ni se interesan siquiera por leer o escuchar la información que sobre este fenómeno se ha investigado enormemente, menos las propuestas que tan pronto como llegan a los escritorios pasan a los basureros tanto de la memoria como de los papeles inservibles.

Tienen, igual que las estructuras de las maras, una vía de alineamiento verticalista e infranqueable, incuestionable pero deplorable, donde no hay razonamiento más que para obedecer los designios omnipotentes de los funcionarios y las dirigencias, es decir las cúpulas.

El mal social de las maras, aunque investigado de mil maneras y desde múltiples perspectivas distintas por largos años y por diversos expertos e interesados, sólo pone en evidencia la verdad de que ya no se trata simple o únicamente de explicar, de interpretar esta realidad, sino de transformarla, y la única manera posible de transformarla es con el ejemplo, en la cotidianidad, en la justeza de las decisiones y prácticas sociales.

De información se dispone de forma inmensa. Información que además ha dejado de ser escuchada —a menos que esta provenga de arena, tal como lo ha confirmado Funes—, ha dejado de tener interés y sentido para quienes hoy están más cómodos con sus cargos de funcionarios públicos y de dirigentes, de donde reproducen también los mismo antivalores de las maras: el oportunismo, el pillaje, el arribismo, el parasitismo, el despojo, la vivianada, el trinquete, la triquiñuela, la mentira, el engaño, el amedrentamiento, la dominación, la apropiación de la ley sujeta a sus voluntades e intereses personales, las injusticias de todo tipo, la marginación, la exclusión, la picardía, las transas, la protección y encubrimiento de sus rediles y ganado, de sus amigos y allegados, de sus grupúsculos tal como lo hacen las maras —de la misma manera—, quienes a pesar de que posean buenas casas, carros de lujo y onerosos salarios y grandes ganancias en sus propios negocios, se comportan esencialmente como las maras. Son también maras, de otro nivel, pero al fin y al cabo maras.

Vh escribe:Te envío una primera parte.

Nota: este es un artículo compuesto de varias partes. De este podrán salir entre cinco y seis artículos de forma seccionada, por partes o por entregas, como quiera denominársele. Va separado por subtítulos. Si se quiere, al llegar a cada subtítulo se puede cortar para seccionarlo desde allí en distintos artículos. En general, ha sido redactado en dos grandes partes, o dos partes generales: la primera es una crítica a la sociedad y sus instituciones, una crítica social y un análisis general observando las características de las maras, su organización, las causas de sus acciones, pero esencialmente su génesis social a partir de su fundamento social, su origen, su carácter, y su integración como producto y como constructor social dentro de todo el entramado de la sociedad, vista como individuo, como familia, como grupos sociales y colectivos, que son a la vez constitutivos y generadores de sociedad, y como un resultado del Estado, del gobierno y la sociedad al mismo tiempo.

En la segunda, se plantean y exponen apreciaciones, ideas y perspectivas generales de cómo se podría enfrentar el complejo problema de las maras sobre la base institucional del Estado y social.



El hombre nuevo: el marero. La nueva sociedad: las maras



La nueva sociedad —heredada a las nuevas generaciones durante los últimos 21 años— son las maras, no la de los acuerdos de Chapultepec ni de los principios revolucionarios ni de los valores morales sociales ni de lo mejor de los valores tradicionales rescatables que se proveían desde la cultura conservadora, como el respeto a los mayores, a los papás, a las mamás, a los abuelos y abuelas, a la familia, la honradez, el prestigio y aprecio del trabajo. Tampoco lo fue la validez de la formación académica, técnica y científica como una de las alternativas de superación y transformación de las condiciones de vida individuales y familiares —esto último, más bien destacado principalmente por contingentes aunque no revolucionarios sí inspirados en ideas al menos progresistas—, y el interés y respeto por el conocimiento como forma de expresión de la conciencia.

Hoy, las maras constituyen el más elevado producto social que se haya entretejido complejamente en el interior social con el sincretismo de lo nacional y lo exógeno cultural, económico, político, ideológico y organizacional, que proviene no sólo como herencia indirecta de la guerra si se tiene en cuenta que es una manifestación propia de las pandillas estadounidenses donde una de las características más destacable de estas es el control territorial y posesión social para la extorsión, el chantaje, el crimen, el sicariato como servicio al crimen organizado, el terrorismo, el narcotráfico y el dominio parasitario sobre las actividades productivas, la economía, el comercio y los negocios de la mediana, pequeña y micro empresa, el comercio informal, y los precarios ingresos de las familias de los sectores populares.

Es una herencia indirecta de la guerra porque se constituye a partir de los contingentes migrantes de la década de los 80, principalmente. El control y dominio social lo ejercen a virtud de dos condiciones: una especie de estado de sitio impuesto a la población o comunidad donde ejercen su control territorial, y el amedrentamiento y el terror que infunden socialmente.

Las maras son el eslabón inferior de donde se nutre el crimen organizado. Los cárteles convierten a estas organizaciones en la redes de distribución de la droga, y al mismo tiempo en su clientela al incentivar el consumo de las drogas dentro de la estructura, que es uno de los aspectos que les garantiza el dominio mental y social sobre los individuos desde donde inculcan los antivalores sociales y el parasitismo colectivo.

Las maras representan y constituyen el instrumento social de la reproducción de un sistema de dominación social dentro de otro sistema de dominación. Es un sistema de dominación social territorial de tipo tribal.

Se originó en un modelo de juventud estadounidense podrido, latinizado por emigrantes latinoamericanos y traído al país en un modelo de organización social con viñeta estadounidense pero fabricado por latinos, cuyo principal huésped fue la juventud y se apropió del dominio de territorios. Llegó y se instaló en las esquinas de las colonias donde por siempre se reunían niños y jóvenes para departir socialmente, y les robaron su espacio de interacción.

De los territorios, al pensamiento y las prácticas sociales

Pero hoy ha evolucionado a un sistema social que ya no sólo se ha apropiado de territorios y la juventud en los sectores populares, sino que también ha contaminado a la niñez e infectado las formas de pensamiento, las tradiciones, los hábitos, las costumbres, los valores y los principios de la familia, la escuela, los grupos sociales, las comunidades y la sociedad en general en el sentido humano y en el sentido político.

Por lo que, nos guste o no, lo aceptemos o no, las maras han evolucionado a tal punto que sus interacciones, sus interrelaciones, sus intercambios, sus hábitos, su organización se han convertido en un sistema, en una concepción, en un pensamiento que reproduce antivalores sociales con que vulneran y penetran en la formación de idearios en la niñez y la juventud.

Esto les garantiza procesos de reclutamiento, reproducción y multiplicación de nuevos contingentes, ya sea por dos vías: por el impacto del terror, por el que niños y jóvenes se ven obligados a adherirse a las maras, o por la vía del convencimiento de que formar parte de la organización constituye una alternativa de sobrevivencia en todo sentido, en el material y espiritual.

Son hoy una especie de entramado de cultura espiritual y material, que ha llegado a reemplazar y sustituir nuestros más preciados valores y principios, y se convierten al mismo tiempo en un producto social denominado “maras” que ha transformado a la sociedad.

Es un fenómeno incubado en un corto período de los últimos años de los 80 entre El Salvador y Estados Unidos *, que prosperó, avanzó y se extendió en nuestro país en la década de los 90, y se consolidó, arraigó y desarrolló como forma de la conciencia social colectiva de la niñez y la juventud en la primera década del 2000, y a partir de allí se ha afincado ya de manera estructural.

Es además una nueva expresión destructiva de los ingresos económicos de las familias pobres, de los obreros y trabajadores de la tercera y cuarta categoría, de las zonas marginales de las ciudades y que ha ganado terreno en las áreas suburbanas y rurales, y contaminado la economía informal. En fin, ataca fervientemente a los sectores populares.

Los actores económicos-productivos de trabajadores, asalariados, mediana, pequeña y micro empresa han pasado a instituirse en el sostén económico de la sobrevivencia de los vicios e inclinaciones más podridas de esta nueva masa parásita, que se encuentra en la escala, en el eslabón más inferior aun de la desclase denominada por Marx y Engels como lumpen proletariado, que sólo es comparable también con la otra desclase ubicada en el extremo superior de la clase burguesa-capitalista —por utilizar los términos de Marx y Engels—: es decir, la oligarquía financiera, igualmente parásita que las maras. Añadamos también a la desclase política-partidaria.

Las maras son el reflejo, la expresión máxima y más elocuente de la crisis de sociedad que tenemos, y que hasta el momento nadie del gobierno, ningún funcionario ni del Estado ni de los partidos políticos ni de la clase política de ninguna denominación está interesado en cambiar. Y, son, las maras, el producto, el resultado del ejemplo y las prácticas sociales con la que éstos han ido contribuyendo en la construcción de este mal.

Las maras, erigidas hoy como parte inherente de la infraestructura y la estructura del país, es decir del fundamento social, no es principalmente la expresión de la marginación, la exclusión, la negación de condiciones de desarrollo humano y social, sino fundamental y esencialmente de la carencia de todo principio y valor moral y ético *, de la carencia del menor sentido de respeto por la vida, la manifestación más concreta de la pérdida desoladora de la solidaridad, el humanismo, la cultura y espíritu popular, el más completo resultado de la espuria familiar, del individualismo exacerbado y la contradicción primaria que refleja la hipocresía y cinismo de toda la sociedad, de toda la estructura política, religiosa, cultural, económica, legal, estatal, ideológica y partidarista, y de la propia ley.

La ley del victimario

Toda la estructura que se supone que vela por la ley sobre supuestos de búsqueda de justicia, es la que en vez de proponer ley basada en jurisprudencia como consecuencia del fundamento ético, del análisis objetivo de la realidad, se descara en su verdadera naturaleza de proveer como siempre la protección al victimario social, impulsando y albergando este parasitismo en el proteccionismo institucional del Estado, bajo el pretexto de garantizar los derechos humanos.

En un sentido más explicativo, las maras también son el resultado, el producto de una clase legista y una ley hipócrita y cínica que brinda garantía al victimario a favor de pervertir, violar y violentar los derechos de las víctimas: o sea la población. Es en fin —igual en un modo social esencial pero histórico distinto—un fenómeno que trae como ejemplo y forma de incubación a la impunidad que ha imperado de distintas maneras, pero por siempre dentro de las estructuras injustas.

De allí que tengan sentido las palabras de Funes en su toma de posesión: “Precisamos acabar con lo que todavía queda de nuestro complejo de víctimas porque eso alimenta el odio, la autoconmiseración, el revanchismo y las disculpas fáciles”. Aunque el contexto de su planteamiento se ubica en el del conflicto armado, se puede traer a cuenta como expresión ideológica válida de la actualidad social de las maras, porque al exigir justicia en cualquiera de sus modos, en cualquiera de sus manifestaciones, la sociedad, el pueblo siempre sigue siendo llamado al conformismo.

Se le acusa de falta de carácter endilgándole que lo que tiene no es otra cosa que un simple complejo, un complejo de víctima, queriendo avergonzarle al decirle e inculcarle que lo que pasa por su cabeza no es más que un resentimiento vil, que no es más que una imaginación, que un temor infundado, que lo que tiene es un miedo risible que sólo existe en su complejo de pobre, incapaz de sobreponerse a las dificultades, que se dedica a llorar y lamentarse, a buscar la venganza cruel y luego a arrepentirse de su desvergonzado comportamiento frente a sus problemas, y que por último, si acaso algo ocurrió eso fue pasado.

Se le conmina a sobrellevar los sufrimientos de tal manera que su reivindicación de justicia sea siempre un recurso pueril, una demanda sin sentido porque sustituyen la noción de justicia por la de la venganza. Es decir, terminan haciendo creer a la víctima que demandar justicia es un acto de venganza, y al final la terminan convirtiendo en la victimaria cruel del pobre e indefenso victimario.

La sociedad productiva, con solvencia al menos moral en el sentido que no está vinculada a las maras, es convertida en una víctima que vuelve a ser víctima por la ley y por el sistema político y estructura legal, que la encadena a la condena de encontrarse secuestrada por esa masa inútil e inicua de las maras.

A todas estas condiciones anteriores, le es inherente también la verdadera incompetencia, falta de voluntad, carencia de creatividad y ausencia de compromisos concretos de los gobiernos anteriores, del actual gobierno, de todos los representantes y administradores del Estado y todas sus instituciones, con lo que crean condiciones para que se nutra el caldo de cultivo para las maras.

Las oligarquías de la inmoralidad social

Por otra parte, a su modo, los dirigentes de esas maras constituyen una especie de oligarquía social, que domina todos los ámbitos sociales a través de sus peones y células denominadas clicas, que son sólo comparables con la oligarquía financiera y con la oligarquía política-partidista, como grupos de poder dirigentes.

Estos tres tipos de dirigencias son en esencia correspondientes, similares en el sentido de que reproducen en sus propios ámbitos los mismos antivalores que paulatinamente se han ido convirtiendo en los nuevos valores sociales, en los nuevos productos socioculturales que predominan infestando las formas de la conciencia social, hasta reproducirse de manera concreta en la antítesis de la tan añorada, pero pulverizada noción de nueva sociedad inspirada en la concepción, en la ideología de la justicia social, de la nueva sociedad, del nuevo hombre-mujer.

Lo ideológico aquí debe entenderse como una concepción, como el recurso humano de entendimiento y conocimiento de la realidad para analizar, interpretar y transformar a esa misma realidad. Y se refiere por tanto a la práctica moral y ética humana y social, afincada al espíritu de la práctica de aquella concepción y de los conceptos que permiten guiar y orientar las acciones ya convertidas en convicciones individuales y colectivas.

El hecho de que ya no se le dé importancia, de que ya no tenga valor ni importancia la discusión concepcional como una forma de acercamiento hacia los problemas y problemáticas para lograr su discernimiento, y en este caso sobre el fenómeno individuo marero y su estructura social organizada llamada maras, se debe a que es indispensable ocultar el verdadero desinterés por los problemas sociales.

Desde las maras hasta las clases dominantes, pasando por la clase política partidarista, por algunos sectores y contingentes populares, por las iglesias, por los sectores económicos productivos, por ciertos agrupamientos de las organizaciones sociales y sindicales, se reproducen y se practican, cada quien en su charco, los mismos e idénticos valores y principios de las maras.

De vh nos llega el sigueinte artículo:
Santo Tomas una radiografía del Fmln.
(Uno de los cincuenta y tantos municipios especiales del país…)


¿Que es el poder?

”El poder es la capacidad de hacer que otros hagan lo que uno quiere”, en política el poder puede ser real o formal, de forma directa o indirecta, y se logra de distintas maneras: Para el caso de El Salvador, desde finales de la década de los 60, los revolucionarios vieron la necesidad de tomar el poder como única alternativa para transformar la sociedad… y sembrar una sociedad de cambio y gloria llena de justicia para la inmensa mayoría desposeída de este pueblo. “Los buenos fines solo pueden ser logrados usando medios adecuados. El fin no puede justificar los medios” (Aldus Huxley –el fin y los medios-), por la sencilla y clara razón de que los medios empleados determina la naturaleza de los individuos que los persiguen.

En la actualidad la mentira organizada se practica con menos vergüenza, basta escuchar a miembros de la dirección del partido, para poner en evidencia dicha afirmación…. “No somos un partido electorero” somos un partido revolucionario que busca resolver las necesidades mas elementales de la mayoría de la población… El carácter deshonesto y falaz de estos planteamientos los encontramos en sus prácticas anti-democráticas de afiliación y sus procesos electorales que solo se pueden comparar con los ejercicios realizados por el pcn y el pdc, y los engendros de estos.

Por tanto no mostrar oposición a las medidas tomadas es muestra de una carencia de principios y cobardía. Es necesario estar claros de que serán llamados traidores todos aquellos que no tengan temor para denunciarlos y desenmascaralos…

En la forma que actúan, de manera pragmática se anticiparon con escuelas políticas, enero-junio, que solo sirvieron para adoctrinar de forma teológica, bajo el regocijo de los lacayos de turno, para someter con la mentira y, a partir de allí, no encontrar obstáculo a las tonterías que van a realizar, un triste ejemplo de ello es el deleitarse escuchando a la señora Amalia Peña, miembro de la directiva departamental de San Salvador quien manifiesta hoy ser miembro de la comisión política y por ende hablar en nombre de ella… quien sostiene de manera poco seria que “no estamos sujetos a legalismos” pero si obligados a pedir la cuota partidaria, lo cual no da derecho (a quienes les descuentan la cuota) a aparecer en el padrón partidario, ni mucho menos derecho a elegir ni ser electo, ya que para eso hay que respetar los estatutos del partido. Además señala que solo se elegirá el 30% de la directiva, es decir solo a un miembro.

La falta de moral en sus conceptos puso en manos de las departamentales y municipales, y estas a su vez, han tomado como aliados a aquellos individuos inescrupulosos –que son mas revolucionarios que cualquiera- y poniendo en manos de estos la depuración del padrón del partido. El Argumento más penoso es que dicha medida es para garantizar el rumbo del partido, así como en el pasado derrotamos a joaquin Villalovos y sus social-demócratas y luego a facundo guardado con sus renovadores. Esto es comprensible dentro de los grupos elitistas, si cambiaran su concepción no serían capaces de sobrevivir. Es como pedirle a un oligarca que deje de explotar al trabajador y aprenda a minimizar sus ganancias en beneficio de las mayorías, no lo aceptaría ya que estaría traicionando toda su base cultural, espiritual y por ende su razón de ser, es decir esa es la naturaleza de ellos, por mas bonachones que parezcan.

Es necesario dejar sentado que los actuales amos del poder –argollas dentro del partido- y su ambiciosa sed de riquezas no pueden existir si no es mintiendo revolucionaria e incesantemente, concentrando en manos de unos cuantos la propiedad del partido y las riquezas producidas por este, las heredan en un desenfrenado nepotismo, que es otra forma de corrupción, a sus hijos y lacayos. Este proceso tiene que conducir, por fuerza lógica, a un régimen de centralización política para garantizar de tal manera que no quede ni el mas mínimo margen que posibilite la probabilidad de que sean separados de sus puestos de dirección. Vuelvo a señalar a Santo Tomas como muestra de ello, ya que tendrán elecciones internas para elegir a un miembro que reforzara a la junta directiva municipal los demás ya fueron electos por la directiva departamental y en agosto solo se legalizaran a los mismos en unas “elecciones transparentes y libres de todo fraude”.

Estos enanos de pensamiento solo nos recuerdan las formas dogmaticas al estilo hitlerianas o estalinistas y sus fantasías individualistas de ser unos rokefeller, enarbolando la bandera de la esperanza de nuestro pueblo, que solo ha visto las pírricas migas del cambio prometido….

Cierro recordándoles a los amigos comunistas y revolucionarios para no pecar de sectario, lo siguiente… “Las proposiciones teóricas de los comunistas no descansan ni mucho menos en las ideas, en los principios forjados o descubiertos por ningún redentor de la humanidad. Son todas, expresión generalizada de las condiciones materiales de una lucha de clases real y vívida”. (manifiesto comunista)

viernes, 16 de julio de 2010

De aquí: cuentos de preocupación

No lo decía, a nadie, pero estaba preocupado en extremo. Su esposa le había contado con algún detalle, y con alguna información digna de crédito, que en la apacible comunidad donde vivían se había desatado una ola de extorsiones.



El era un hombre ya cincuentón, de cabello poblado de canas, de las cuales se enorgullecía, diciendo las canas eran de sabios.



A pesar de que esa aseveración reflejaba, en el fondo una soberbia contenida y trabajada, hasta le exquisitez, lo describía un poco. Algo de sabiduría habría en él para haber poder cargar con esos cincuenta años, que si hubiesen dado megamillas, debería llegar a la edad de matusalén. Sus avatares habían sido inmensos.



Era un sabio que había sobrevivido en la panza de su madre a la guerra del futbol, contaba en segunda versión, pues la primer versión era la de su madre, como aquella campesina, había salido huyendo, de las vecindades de Honduras, perseguidas por hombres que azuzaban a los perros y se carcajeaban al ver allá a lo lejos al montón de guanacos que corrían, dejando los jirones de sus humildes vestidos en las zarzas de aquellos potreros.



Luego al nomas nacer, sobrevivió al hambre y a la miseria, en su mas pura definición: Leche materna, nada; allá de vez en cuando alguna agüita de arroz, con suerte azucarada. Sobrevivió a la guerra civil que lo encontró queriendo sembrar maíz una y otra vez, y cada vez que sembraba, el dueño de aquellas tierras, se llevaba el grano, en pago por la tierra arrendada; y el se quedaba de nuevo ahí rogando que le arrendaran la tierra, para pagar con lo que cosechara.



Fue un miliciano a carta cabal, se rifó la vida cada día y eso le gustaba, porque se sentía hombre, hecho y derecho, y porque eso lo reinvindicaba, frente al patrón, que ahora ya se andaba con más cuidado. Bueno ya ni llegaba, se sentía libre Nicolás..



Terminó la guerra, y sabio, decidió que como la paz había llegado, ahora si sembraría milpa y cosecharía maíz, que ahora si sería de él, en una manzana de tierra que le habían dado. Ahí mismo tenía su casa, y como la modernidad no es quisquisillosa llegó donde el, tenía luz, agua, y para coronar teléfono y televisor. Que más pedir.



Y así estaba apacible, tranquilo, cultivando criando a su familia, cuando sucedió eso de las extorsiones en su apacible comunidad.



Su esposa, le contó que todo mundo sabía quienes eran los extorsionistas, y que ahí mismo vivían eran unos jóvenes vagos, que alguna vez habían estado presos por mañosos, pero que no eran mareros.



Preocupado, hizo por su lado algunas indagaciones, y dejo pasar el tiempo, la verdad que no pasó mucho cuando a eso de las ocho de la noche, cayó la llamada.



El sujeto hablando fuerte y golpeado, entró con un su “somos de la mara tal, y hemos decidió que ustedes a partir de este día deben pagar la renta, para que puedan estar tranquilos por que si no la mara va a tomar medidas y ustedes ya vieron en las noticias lo que les pasa a los que no cumplen con nosotros,” y en ese estilo le pegaron una amenazada horrorifica.



Por supuesto, al escuchar la amenaza antes fantasmagórica, y ahora realidad; Nicolás, tragó grueso, hizo de tripas chorizo, respiró hondo, se acordó de su pasado en las milicias, cuando engañaba a diario a la soldadesca, y les dijo.. “pues bueno, vamos a haber si hablemos claro, mañana habló con el palabrero, y ustedes deberían ver a quien llaman, porque yo les voy a pedir a aquellos u guernazo de poca trenza, para que a ustedes los tripeen en salsa, porque no es posible, que estén haciendo esa vuelta en toda esta colonia, sin tener la vía clara y libre, así que estate pendiente”



Los extorsionistas, que no eran mareros, pero se hacían pasar por tales, al escuchar esa jerigonza inventada, por supuesto, colgaron sin terminar de oírlo.



Nunca volvieron a llamar para extorsionarlo. Los delincuentes no mareros extorsionistas, desaparecieron, no fuera ser que los mareros de verdad llegaran y los tripearan en salsa, no sabían que era eso, pero sonaba feo.






martes, 6 de julio de 2010

SEPULCROS BLANCOS

Los que hoy se tiran del pelo y se rasgan las vestiduras, esos mismos que han tenido por años la facultad o posibilidad para incidir en mejorar las condiciones de vida de todos los salvadoreños. Esos mismos individuos, hoy con parches y remiendos sociales, amparados en una seudo moral, quieren mostrarse como buenas personas preocupadas por rescatar una sociedad que ellos como marionetas del capital (teniendo como único dios al dinero) han propiciado su destrucción.

Pasando por alto, lo que a fuerza de lucha y sangre de este pueblo, quieren arrebatar los mínimos espacios democráticos ganados por este pueblo, así como irrespetando la Carta Magna de la República (Constitución Política), misma que ellos juraron defender, quieren imponer a nuestros hijos una lectura religiosa sectaria… Se les olvida a estos señores que la mayoría de criminales en serie, al igual que los peores asesinos lo han hecho en nombre de esos valores que nos quieren imponer, vasta revisar un poco la historia reciente…
Por que no atacar uno de los factores principales como lo es la transculturización, y esos valores negativos que a cada instante los vemos por la televisión el cine y la tecnología de punta, como lo es la internet en sus diferentes expresiones, será por qué los dueños de Telecorporación Salvadoreña –TCS-, el Grupo Megavisión, las Empresas de Telefonías, encuentran en la difusión de anti-valores una gran rentabilidad.

Aclaro no me opongo al intercambio cultural e incluso la transculturización siempre y cuando esta traiga valores que permitan a nuestra sociedad un desarrollo humano que mejore las condiciones de vida de nuestro país, elevando esa calidad humana en expresiones de tolerancia y respeto. En ese sentido por que no retomar algunas materias tan importantes en la formación del carácter de la persona como lo es “Moral, Urbanidad y Cívica”, que se impartían a los educando en el nivel básico y darle cumplimiento así a la Constitución Política en su “Art. 55.- La educación tiene los siguientes fines: lograr el desarrollo integral de la personalidad en su dimensión espiritual, moral y social; contribuir a la construcción de una sociedad democrática más próspera, justa y humana; inculcar el respeto a los derechos humanos y la observancia de los correspondientes deberes; combatir todo espíritu de intolerancia y de odio; conocer la realidad nacional e identificarse con los valores de la nacionalidad salvadoreña; y propiciar la unidad del pueblo centroamericano”.

De igual manera, si realmente se quiere combatir la violencia en todos sus niveles y expresiones, debería promoverse leyes que regulen la todo poderosa programación de los medios de difusión masiva, ¿o es que hay temor de enfrentar a este amo capitalista?

Que a dejado evidencia de ser uno de los destructores de los valores mas primordiales de nuestra patria. Cabe preguntarse ¿Cuál es el compromiso que los partidos políticos tienen con este señor? Que no dicen nada ante sus vulgares programas, o será que los que dirigen el Estado piensan bajo el “principio democrático” que es responsabilidad de los padres de familia que programa verán u oirán sus hijos.

Y finalmente cabe preguntares, ¿dónde está la ley de Espectáculos Públicos? y el Comité Colegiado garante de aplicar dicha ley, a qué intereses responde? Y los aplicadores de la ley, es decir Jueces, Fiscales, Procuradores, Policías y todo el gremio de abogados, a qué intereses responden; al del dios del dinero para satisfacer sus más trasnochadas ambiciones, o al decoro, la justicia y las buenas prácticas morales. Todos estos elementos en su conjunto deberían ser las herramientas suficientes y necesarias para controlar y contrarrestar la violencia.

Si realmente no existe una verdadera actitud de cambio, muy poco se podrá hacer para resolver el problema de la violencia y el crecimiento de grupos irracionales llámense estos maras u otro tipo de nominación, pues el corruptor siempre necesitará a quien corromper. Y el explotador de clases ávido de riquezas siempre buscara nuevas formas para someter y alcanzar así sus mas nefastas y putrefactas ambiciones y por muy nobles que parezcan estas no dejaran de ser nocivas para la sociedad y la patria.

Autor: Victor Hugo.
Compañero de La  República

domingo, 13 de junio de 2010

Un año de gobierno, autoridad moral, el frente y el camino del pueblo

“Con la autoridad moral de ser el primero en dejar de lado mi pertenencia política para convocar a todos a la unidad y al sacrificio; con la autoridad moral que me otorga el haber pedido a todos los funcionarios de mi gobierno –ministros y ministras, viceministros y viceministras, presidentes de autónomas y demás organismos del Órgano Ejecutivo- que prioricen su función de servidores públicos y dejen de lado su militancia partidaria mientras estén en los cargos públicos; con esa legitimidad moral es que vengo a pedirles a ustedes que dediquemos todos nuestros esfuerzos y toda nuestra energía a el Salvador”

Este párrafo tomado del discurso presentado pro el presidente Mauricio Funes el 1 de Junio, con motivo del primer año de su mandato, es revelador.

El presidente viene y dice que tiene autoridad moral para, pedir unidad nacional y un año por la patria, por haber “dejado de lado su pertenencia política”, plantea en ese párrafo de su discurso su separación del frente; cuando su oferta electoral, la presentó en conjunto con el Frente.

Uno podría considerar natural que el presidente tenga diferencias con el partido que lo llevó al poder; aún más eso es sano y saludable, uno podría entender que se lleve muy bien con aquellos sectores y partidos que previo a las elecciones lo atacaron.

Pero hay algo que no cuadra, pues las desavenencias que deberían ser normales en realidad no lo son; se observa en las declaraciones de Funes y del frente una franca separación, que viene ahora a remacharla en el discurso que presenta en la asamblea.

El comportamiento del presidente, demasiado coqueto con la élites económicas, hace parecer al frente como cornudo complaciente. Con asombro uno contempla la actitud del frente, frente a ese hecho que se le presenta. Ambivalente: mientras unos dirigentes dicen una cosa, otros dicen otra; y eso termina de dibujar un entorno político, bastante confuso. El presidente abandona su pertenencia política, pero lidera un movimiento por el cambio, sazona sus declaraciones públicas con frases que ya no se olvidaran en el imaginario del pueblo: “ no me interesa perseguir a los corruptos”, cuando sus frases en la campaña electoral eran otras; invita a los excombatientes del conflicto a una mesa de dialogo, y más pareciera que es una convocatoria para utilizar a los veteranos y dividirlos en su forcejeo con el frente.

Su comportamiento frente a los organismos económicos internacionales, no se distingue del comportamiento de antiguos gobernantes de derecha, su posición frente al Golpe de Estado Hondureño, aunque se ha llevado las palmas de algunos, no convence: pareciera seguir la agenda de los Estados Unidos, así sin más.

En suma hay un sentimiento agridulce; golpea duro eso de las comunicaciones del gobierno, haciendo propaganda a la usanza de antiguos gobiernos de derecha, golpea duro esas emocionales defensas a ciertas transnacionales, golpean duro las declaraciones públicas del presidente, en as que siempre deja cierto sabor de autoritarismo y de aquello del Estado Soy Yo, golpea, porque viene de una persona que fue llevada sobre los hombros de los descamisados de este país.

Golpea que el Frente, sea un partido que escogió hace tiempos ya la vía electoral por excelencia, abandonando adrede quizás, la formación intensiva de sus militantes; golpea duro ver a un frente con discurso de Izquierda y con practica de derecha.

Lo único que logran es detener el proceso social del cambio, pues derraman el virus de la confusión por doquier, y ahora los militantes del frente (orgánicos y no orgánicos o simplemente simpatizantes) debemos convertirnos en contorsionistas, al poder apoyar al presidente y al frente.

Elecciones seguirán habiendo y por ese camino al final, lo único que queda es la partida de defunción del frente; pues seguramente a la vuelta de cuatro elecciones más; del frente solo quedará la historia, una historia de dos partes: la primera de cómo el frente junto al pueblo se levantó en armas para procurar una transformación social y la segunda parte de cómo al frente se lo comió la ilusión del poder por la vía de las urnas; guerra en que está empantanado y en la que por desgaste será vencido irremediablemente.

El presidente Funes, al final de cuentas solo será una circunstancia más en la historia del frente; Funes solo será el hombre que fue llevado como candidato, será visto como un hombre con el cual el frente logró una de esas victorias electorales, y que podrá a juzgar por este primer año de gobierno, considerarse una gran victoria … pírrica.

El cauce de la lucha por las transformaciones sociales, así como están las cosas, no están vinculadas de forma directa e ineludible al frente ni al presidente, pues estos más bien con sus dimes y diretes, son más bien diques para la educación política e ideológica del pueblo; el cauce de la lucha del pueblo; va por otro sendero que no es exclusivamente electoral; sino que esta fundamentado en la organización, en la identificación de sus reivindicaciones y en la exigencia a rajatabla de sus derechos: Solo la formación ideológica y la protesta organizada hará que funes y el frente escuchen al pueblo y enderecen el camino.

miércoles, 2 de junio de 2010

Sobre la reconciliación

Breve Contexto:

Una guerra civil que comenzó a germinarse en los sesenta, y que explotó en las años setenta y ochenta con enormes movilizaciones sociales, y derivó en guerra civil en los años ochenta y primeros años de la década del noventa. En 1992 culminó ese conflicto con un acuerdo de paz. Entrando de esa manera el denominado Post conflicto, que estuvo marcado, sobre todo, por el supuesto cumplimiento de los acuerdo de paz, la reinserción de los excombatientes a la vida civil y la reconstrucción del país, bajo un modelo económico sustentado en los principios neoliberales.

Rasgos para una caracterización de excombatientes: Un acercamiento a sus motivaciones en la guerra y a su inserción en la vida civil.

Los participantes en el conflicto civil por el lado del fmln, fueron en su mayoría y en los años más álgidos campesinos; la gran mayoría creyentes católicos. La principal motivación a incorporarse fue la Represión: Un 90% de excombatientes de el fmln, sea de la organización militar que sea, contará como los militares le mataron a familiares, contará como le tocaba guindiar por los montes… la mayoría contará verdaderas historias de sobrevivencia, esa historia de sobrevivencia fue la que los hizo incorporarse de lleno a la lucha armada; y por eso eran en su mayoría guerreros inclaudiclables y feroces.

Costaba un mundo, mantener a los combatientes en una reunión de carácter político ideológico; pues lo que a los excombatientes les gustaba era pelear, requisar pertrechos bélicos y equiparse muy bien.

Cierto que tomaban el vocabulario ideológico; y se hablaba de revolución, justicia social, dictadura, represión y de todas esas categorías; pero lo que siento yo que mantenía cohesionado a estos combatientes no era su formación política o ideológica, sino la conclusión a la que habían llegado, sobre la base de sus experiencias, de que la única manera de sobrevivir era tomando un fusil y derrotando al ejercito.

La formación ideológica en verdad era rudimentaria; y el fragor de la guerra, pedía Guerreros no políticos; pedía guerrilleros y pedía guerrilleros… y los había en la medida que el único lugar donde hacían ejercicio del poder, mediante las ramas, era en la guerrilla. La guerrilla devolvía la autoestima perdida; la guerrilla les tomaba en cuenta y es ahí donde demostraban sus inmensas potencialidades.
Lo anterior explica también que los excombatientes del frente sigan al frente ahora partido político, y que cuando se separen de él les cause traumas indecibles, pues esa bandera roja, los excombatiente sienten que les protege, sienten que es suya.. y por ser suya perdonan a los actuales dirigentes cuando hacen algo que no cuadra.
Si el Estado había reprimido y había matado a un miembro de la familia; por más que cambiara la política de tierra arrasada y comenzaran a hacer programas de esos que decían que había que quitarle el agua al pez, estaban condenados al fracaso…

Termina la guerra y hay que seguir…
Se firmó la paz, y todos los guerrilleros como autentico ejercito se licenció, no hubo ningún incidente grave, no hubo ningún rompimiento, sin mas los guerrilleros se desmovilizan, nadie protestó ( sea de la organización que fuera), y ahí están quietos… estamos quietos.

Estaba claro para los guerrilleros que el ejercito era incapaz de derrotarlo por la vía militar, también se sufría las bajas de guerrilleros.. a cuentagotas pero se sufría las bajas, había combatientes con doce años de guerra y eran ya sobrevivientes, pues poco a poco la fuerza militar se iba sustituyendo por nuevos combatientes, que eran los hijos de las primeros alzados; y ya el ejercito no hacía las masacres de antes, ya al ejercito se le tenía la medida y el frente era respetado, había construido sus espacios, nacionales e internacionales; ya los combatientes habían cobrado al ejercito por sus desmanes.

La gentes en última instancia lo que quería era vivir con tranquilidad, en paz, aunque sea volviendo a cultivar su milpita y frijoles… nada más ¡¡¿ que iban a entender los compitas de neoliberalismo¡¡¡ de lo único que habían entendido era de represión primero y luego de golpear al ejercito.

Y entonces viene el asunto ese que nos tiene platicando, eso de la reconciliación.
Viéndolo bien de eso no hemos comido. Convivimos que es otra cosa. El dolor por los muertos está ahí y eso no lo superamos. y esto que voy a decir ahorita es mas personal, pero lo digo con franqueza: Imagínate que un excombatiente conoce quien le mató al papá, y viene y el asesino le pide perdón y viene el excombatiente y lo perdona. Ma ve y mírenme la seña… Eso ni en la biblia… es decir, el excombatiente podrá callar; saber que pasó y como pasó y el excombatiente, ahora respetuoso de las leyes; y orgulloso de su pasado guerrillero, no va a venir a causarle daño al asesino; pero sinceramente, creen que lo va a perdonar? no, seguro no lo perdona, a lo mejor lo dice, pero la cosa no es así, no es pidiendo y dando; no es automático, no es que se va a dar porque si.

No creo que haya reconciliación de verdad, la reconciliación ha quedado a nivel de discurso. Fácil se dice pero difícil se hace. Mejor ilustrémonos con algunos casos:

1- Laura López, era una líder comunitaria de las comunidades eclesiales de base; ella les daba alivio espiritual a las personas del cerro de guazapa que huían de la represión del ejercito. Una vez la sorprendieron en un Cañal, no usaba armas, nunca las uso. Era el batallón atlacalt quien realizaba el operativo, fue allá por el año 85, ella se corrió, junto a su hija que en esa época tenía unos doce años de edad. Cayó al suelo con balazos en la espalda. No iba armada; Laura le dijo a su hija que se corriera y que se llevara un morral en el que andaba fotografías, porque si las agarraban a los soldados comprometía a esa gente.. la niña huyó.. dejando a su mamá herida, y los soldados gritando detrás y tirándole a la cipota que corría…. los soldados llegaron donde la señora y le volaron la cabeza… la niña vio todo eso y escapó por un pelito, no sin antes llevarse a un niño de unos siete años que los soldados habían dejado desangrándose…

Ese es el cuadro: esa niña, quedó huérfana, su papá había fallecido antes, ¿ será que ella, que vivió ese infierno, va a perdonar así de fácil, al saber quien mató a mansalva a su mamá? y esta fácil poder llegar a determinar que oficiales y soldados estuvieron en ese acto cruel. para que haya reconciliación debe saberse quienes fueron los asesinos, deben estar arrepentidos y deben pedir perdón, y deben recibir el perdón. Pues ni lo uno ni lo otro.. No hay interés de nadie por saber quien fue; ni los hechores van a venir a pedir perdón… entonces mejor no preguntarnos si ésta mujer, va a perdonar, pues ni siquiera se ha comenzado por lo que se debe comenzar..
2- Hay una muchacha, que aparentemente vive una vida normal, casada y con hijos: a su mamá la mató el ejercito, y estando embarazada mataron el feto con lujo de barbarie, quedó la muchacha de la que hablamos, solita, huérfana y aunque nunca fue guerrillera, tuvo una vida de verdad difícil, vivió una niñez y juventud infeliz… siempre ha sufrido por eso, siempre ha andado con esa cruz a cuestas; y veamos: ¿Cómo va a reconciliarse esta mujer o más bien cual reconciliación?. Si le preguntamos, si va a perdonar a los hechores, no hay idea de que dirá, pese a que es una practicante católica, y esa pregunta sería hipotética, pues no sabe a quien va a perdonar. Y uno se pregunta ¿Después de décadas con esa tribulación; va a perdonar automáticamente? no creo que los haga, para eso hace falta algo.

3- A un compa, del cual no se su nombre, le encargaron que fusilara a otro compa, porque supuestamente era infiltrado; y resulta que este compa que fusiló al otro se casó con la hermana del fusilado, y tienen hijos y todo eso, y resulta que de pronto se van dando cuenta que el era el que había fusilado al hermano de la mujer. ¿creen que esa familia habla eso? ahí están con esa terrible verdad, chineándola, ocupando como mecanismo de solución el silencio, silencio que por otra parte debe ser un silencio pesado; ¿hay reconciliación ahí? yo creo que no. lo que hay es pacto de silencio y de mutuo sufrimiento.

No podemos decir que la convivencia en que estamos, signifique que nos hemos reconciliado. No quiere decir que las heridas están cerradas o que se han cerrado. No hay muestra que esta generación vaya a curar esas heridas, esas heridas están ahí siguen ahí y en vista que no serán tratadas; las victimas cargarán durante su vida con ellas…. y no podrán reconciliarse porque no hay manera de perdonar, que es un requisito para resolver ese conflicto.

Otra cosa es la convivencia, que lleva a forjar lazos de amistad incluso, pero ese es un mecanismo de reinserción como alternativo; por ejemplo, yo tengo un amigo que fue militar y de los malos; pero fue malo así en general pues no se exactamente que hizo ni a quien se lo hizo, es decir no me causó un daño directo, en consecuencia pese a saber quien es, y pese a saber que la conciencia lo perturba; uno se hace del ojo pacho, pero esa amistad esta hecha sobre otras bases; no sobre la base del perdón; pues siendo que este cristiano le hizo daño concreto a otro ciudadano, es ese ciudadano el que debe rehabilitarlo. No yo; aunque seamos amigos.

O también hay otros que son compañeros de trabajo, y que uno sabe que trabajaron para el ejercito en tal o cual cosa, y de ahí uno deduce que hicieron cosas malas; y sin embargo como es una cuestión de orden general uno se aguanta, y a medida que la convivencia lo acerca a uno con ellos, puede darse el caso que uno les recuerda donde estuvieron y que pudieron haber hecho; o incluso uno tiene la duda si no fue ese carajo el que lo torturó en la PN o en la GN, pero como no se sabe a ciencia cierta, uno mejor no especula, pero tiene la duda y está ahí con ellos, pero como la verdad no sale a flote, entonces aunque haya convivencia, no hay reconciliación..Solo hay tolerancia en esa convivencia.

La reconciliación es, por hoy, rehén del silencio, de la amnistía y de la perversión del que se sabe culpable y que no tiene una pizca de arrepentimiento para decir la verdad y pedir perdón. Los que deben otorgar el perdón, solo recuerdan y no olvidan.