Una vez que los candidatos a la presidencia salen a la arena política son objetos de señalamientos concretos a su personalidad, para el caso Mauricio ha sido, quizás, el que mayormente ha recibido señalamientos por su carácter, que según dicen es “prepotente”, “Viceral”, “egocéntrico”, “dominante”, “fuerte”, “macho sin dueño”, enojado; “intolerante”. De Rodrigo Ávila, se dice que es inseguro”. Mientras que sobre Tomás Chávez, se ha inferido ingenuidad “El PCN se está aprovechando de la buena voluntad del hermano”.
Algunos señalamientos son ofensivos de parte de sus adversarios y llevan una finalidad de bajarle el perfil a quien se lo dirigen, otros señalamientos son generalizados y aceptados, mientras que otros tienen una intención benevolente. Es decir; que señalan el defecto con el fin de ayudar a corregir y así evitar posteriores daños a su imagen.
Para tener una visión objetiva de cada un de los calificativos tenemos que tener en cuenta el contexto. Este definirá si una persona obra bien o mal. Por ejemplo una persona puede ser intolerante ante la corrupción y al mismo tiempo puede ser tolerante ante la crítica. A una persona no se le puede exigir seguridad cuando trata un asunto que no es de su competencia, pero cuando le compete tiene que trasmitir esa seguridad. A una persona no se le pude privar del deseo y la voluntad de servir, pero debe advertir cuando está siendo utilizado, en su propio perjuicio y beneficio para otros.”.
Es importante para un candidato y luego para un presidente que tenga un completo dominio de una de las habilidades que no deben de faltar. Esa es la habilidad del dominio de la Inteligencia Emocional (IE), La expresión fue introducida por primera vez en el campo de la psicología , siendo definida como "la capacidad de percibir los sentimientos propios y los de los demás, distinguir entre ellos y servirse de esa información para guiar el pensamiento y la conducta de uno mismo"(Salovey y Mayer, 1990; Goleman, 1995).
El estudioso del Liderazgo Presidencial Fred I. Greenstein, lo introdujo como una de las habilidades que no deberían de faltar en un presidente de los Estados Unidos, señalándolo de la siguiente manera “qué tan capaz es el presidente de dominar sus emociones y encausarlas a propósito constructivos, en vez de dejarse dominar por ellas al punto de que socaven su desempeño público”( Presidential Studies Quarterly, 2000 P.180). Greenstein dice que a la Inteligencia Emocional se refería Max Weber (1958) cuando dijo “el fuerte dominio del espíritu es un requisito para la vocación política”. Por el buen manejo de esta habilidad se dice que Roosevelt había sido “psicoanalizado por Dios” (Greenstein, 1997).
Según Greenstein los presidentes de Estados Unidos que tuvieron un menor control de su personalidad fueron Clinton (Indulgencia emocional), Lyndon Jonson (Impetuoso), Richard M. Nixón (emocionalmente torpe), y finalmente como dice Greenstein el apacible presidente Jimmy Carter, cuyas rigideces entorpecieron su liderazgo.
Según Daniel Goleman, los principales componentes de la inteligencia emocional son: Autoconocimiento: conciencia emocional, autoevaluación y confianza en si mismo, Autorregulación: Autocontrol, confiabilidad, escrupulosidad, adaptabilidad, Innovación, afán de triunfo, compromiso, iniciativa, optimismo y motivación. Empatía: comprender a los demás, ayudar a los demás a desarrollarse, orientación hacia el servicio, aprovechar la diversidad y conciencia política. Habilidades sociales; esta comprende la influencia, comunicación, manejo de conflictos, liderazgo, catalizador de cambio, establecer vínculos, colaboración, cooperación y habilidades de equipo.
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