Fue en el 88, allá por abril de ese año, pleno verano. Al Teniente, le habían convocado del cuartel central a reunión de mando, El un curtido y eficiente oficial del ejercito estaba a cargo de la guarnición de Suchitoto. Después de Estar en Los BIRI del ejercito, había pasado a la PH y luego a la PN. Por su experiencia estaba al mando de aquella plaza, que estaba en la práctica semiasediada por los insurgentes.
El Teniente de nuestra historia, capaz como pocos en el ejercito, decidió salir poco de aquella plaza, pues sus medios logísticos para movilizarse eran escasoss y además, como el nos lo refiere, conocidos por los guerrilleros, que junto a las fuerzas del ejercito, compartían su presencia en la carretera de San Salvador a Suchitoto; esos hechos no aconsejaban al teniente a salir de aquella zona, con la tranquilidad que lo hubiera hecho en otros tiempos.
Le habían llamado al oficial del cuartel central, pues estaba el ejército en plena actividad ante el conocimiento que ya tenían de que el frente lanzaría su ofensiva del 89.
Decidió, el Teniente ir a la reunión en un pick up que recientemente le habían asignado
a su unidad, fue con cuatro o cinco elementos mas hasta la ciudad, pasando por aquella carretera que era frecuente teatro de operaciones del ejercito y de la guerrilla.
La reunión en el cuartel central se alargó demasiado, y recibió autorización para irse a Suchitoto hasta el siguiente día. Se quedo. A eso de las once de la mañana del día siguiente emprendió el retorno a su base, junto a los elementos que le acompañaban.
Llegando a San Martín se encontró con el teniente a cargo de la zona, quien luego de los saludos de rigor, le informó al Teniente, que un capitán ya estaba por toda la carretera y que había desplegado todo un dispositivo de seguridad, y que no había problemas para pasar pues todo estaba controlado.
Mas seguro se sintió el teniente, y se fue camino a suchitoto manejando el pick up, junto a sus acompañantes, tres de los cuales iban en la cama del mismo. Se encontró más adelante al citado capitán, quien de igual manera le aseguró que todo estaba normal y que siguiera su camino a gusto pues el terreno estaba limpio y había suficiente tropa desplegada en la zona, lo cual garantizaba su seguridad.
Mas confiado iba el teniente quien manejaba el pick up nuevo por aquella carretera intercambiando algún comentario con el sargento que le acompañaba en la cabina, eran como las doce del medio día, de las calle asfaltada se levantaba un vapor, debido al calor que hacía.
Iban llegando a las curvas que parece les llaman curvas de la Poza Honda, cuando alcanzó a ver un montón de soldados (según el) sentados a la orilla de la carretera, estaban a ambos lados y pasaban por ese lugar, El teniente le decía al sargento, por eso matan a estos, mirá como se sientan descuidados en la calle, cuando el teniente vio a uno de los supuestos soldados, que en realidad no eran soldados, y se percató que llevaba un fusil G-3 y cayó a la cuenta que iban cabal en medio de los guerrilleros, los cuales debido al reflejo del sol o a su propio descuido no se percataron que lo que iba pasando en aquel pick up era el teniente y los policías nacionales, pero el guerrillero que tenía el fusil G-3 si los pudo ver bien pues pasaron frente a él, de tal forma que el manto del reflejo del sol, no les pegaba y podían ser vistos perfectamente, el guerrillero del G-3 los agarró a balazos, y comenzó aquella tronazón, aquella balacera sin cesa, los guerrilleros disparándole al pick up de la policías que iba confiado rumbo a suchitoto, su base, y que pensaban que los que estaban en la calle eran soldados. Fueron minutos de nunca terminar, y el teniente iba zigzagueando por toda aquella calle, echándole el pick up a los guerrilleros, atropellando a cuantos podía, en un desesperado esfuerzo por salir de aquel hormiguero de guerrilleros, los cuales al verse encimados por aquel osado oficial, no podían hacer mas que brincar a un lado de la calle, mientras les hacían una cortina de balas al pick up.
Kilómetros adelante, luego de pasar Poza Honda, el teniente paró el vehículo, estaba aquel carro que parecía un colador, los hoyos por el impacto de las balas por todos lados, parabrisas quebrado, motor agujereado, asientos atravesados por agujeros, pero ningún policía herido. De los policías tan solo uno pudo disparar desde la cama.
Mientras en Suchitoto, se había regado la noticia que habían matado al teniente, pero este en realidad con esa historia, solo le añadió una raya al tigre. El teniente se metió en medio de donde estaban los combatientes del frente, confiando en aquel otro teniente y en aquel capitán que le aseguraron que la zona estaba limpia, Los combatientes del frente, por su parte se quedaron eufóricos viendo la osadía de los policías, que tuvieron el valor de pasarles en medio, y que se escaparon sin un rasguño.
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