Un día del verano de 1990 un comando del ejecito había entrado al cerro la Gloria (zona controlado por el FMLN), Chalatenango. En esa incursión, dos minas caza bobo habían sido activadas; luego de verificar las explosiones, se encontró una bota ranger con una parte del pie del soldado. El día siguiente, una escuadra guerrillera misionada para explorar la zona y determinar el avance del comando militar. La escuadra es integrada por Dimas (jefe), Litón, Lupe, Neto, y Manuel. Manuel era la primera vez que participaba en una misión, su reclutamiento apenas había terminado con su instrucción militar en aquellos cerros. El rastreo se inició bordeando los cerros y olvidando toda vereda. En medio de aquellos zacatales y charrales de espinas y bejucos de chupamiel, el despliegue de la escuadra guerrillera parecía un virus que avanza lentamente. La misión era explorar hasta la “hacienda”. El desplazamiento parecía tedioso pero era seguro. Tres horas después de haber iniciado el rastreo por la zona, la escuadra guerrillera llegó a las proximidades de la hacienda. El jefe dio las indicaciones. “hay que llegar por atrás de la hacienda y hay que ir despacio y listos”. Manuel, sólo seguía las indicaciones del feje, su inexperiencia lo hacia pensar que sólo se trataba de tomar medidas de seguridad, pero que al final nada peligros pasaría.
La escuadra guerrillera se ubica frente a la entrada de la hacienda, sólo se logra observar unas paredes que con el paso del tiempo y por el abandono están desbordadas y han sido usurpadas por la maleza que aprovechando su abandono han invadida hasta los tramos más altos, y nos arcos a media indican que un día fueron lujosas ventanas o puertas. Un profundo silencio rodea aquel lugar, es tan intenso el silencio que se puede escuchar el respiro de cansancio de cada uno de los guerrilleros a estas alturas sólo se pueden comunicar con la mirada, las señas y gestos.
El jefe de la escuadra guerrillera hace señas con su mano derecha: Indica que el y Litòn, entrarán ha revisar la hacienda, el resto debe esperar y cuidar la retaguardia.
Los dos combatientes, avanzan lentamente con la virada clavada hacia el frente y de vez en cuando hacia la derecha y hacia la izquierda. Cinco metros lo separan uno del otro. El lugar sigue silencio, los latidos del corazón y la respiración puede ser escuchados por cada uno.
Mientras tanto, los tres guerrilleros restantes observan el lento desplazamiento de sus compañeros. Manuel, aprende como se debe avanzar en la práctica, pues, sólo ha avanzado en la instrucción militar pero hacia objetivos simulados; esta vez dice que es real.
Mientras los dos guerrilleros avanzan y los otros tres observan y esperan; un rallo de luz, un una explosión, y un hongo de polvo estremecen e interrumpen aquel silencio del lugar. Inmediatamente, un nutrido fuego de artillería (ametralladora, fusil, granadas), se apodera de aquella zona que parecía desértica.
Los dos guerrilleros que habían ingresado a la zona salieron corriendo como vendos, y los otros tres guerrilleros entendieron que era momento de correr también. Mientras aquella nutrida balacera no cesaba aquella escuadra guerrillera se habría paso con el pecho por todos aquellos montarracales, que sin darle espacio al cansancio corrió y corrió hasta que calcularon que estaban lejos del alcance de la lluvia de balas que parecía no cesar.
Una vez puestos a salvos, todos se revisaron el cuerpo para verificar que no habían sido alcanzados por una de aquellas balas, que salían de aquellos fusilen sedientas de tocar carne y hacer brotar sangre. Dimas, sintió que le dolía el pie izquierdo, se revisó y vio que le brotaba sangre, era una esquirla dijo, que le había cruzado el cuero de la bota, pero que era pequeña.
Nos emboscaron esos cabrones, dijo Litón. Sí dijo dimas, nos estaban esperando.
Manuel que nunca había estado en un acto parecido reflexionaba de cómo se habían salvado de aquel ataque.
Una semana después, la misma escuadra es misionada para ir a rastrear la zona donde se había colocada aquella emboscada.
La llegada se hizo en forma parecida a la vez anterior, pero esta vez se llegó por el lado de atrás de donde se suponía que habían sido atacados. A escasos veinte metros del casco de la hacienda, un aproximado de ocho trincheras compuestas por piedras formaban un abanico, cientos de casquillos de fusil M-16 y M-60 estaban esparcidos en cada una de las trincheras, los árboles, bejucos y maleza había sido triturados por aquellas ráfagas de plomo que sin piedad habían vaciado aquellos soldados que una vez intentaron acabar con la escuadra guerrillera.
Desde el tronco hasta el cojollo, un árbol de pito había sido rajado por las ondas expansivas de la explosión de una mina kleimor que el comando militar había colocado y hecho explotar cuando aquellos dos guerrilleros habían incursionado en la zona de la emboscada.
Muchas preguntas quedaron sin responder después de esa emboscada en la mente de aquel guerrillero principiante (Manuel), que sin experiencia reflexionaba que aquella emboscada le parecía perfecta.
¿Por qué la escuadra guerrillera fue específicamente a la hacienda, y no a otro lugar?, ¿Qué información manejaba aquel comando militar para tomarse todo el tiempo de la vida para hacer las trincheras, y colocar una emboscada que finalmente les resultó eficaz, aunque no eficiente? , ¿Por qué aquel comando militar no había matado a ningún guerrillero si tenían la logística, la ventaja, la sorpresa y la superioridad numérica?
¡¡ Será que aquel comando miliar se abatió y sambutió la cabeza como avestruz y disparó y disparó para ahuyentar a los guerrilleros¡¡
¡¡Será que el miedo ataca a soldados y guerrilleros por igual, y sólo saca ventaja el que lo supera¡¡
lunes, 1 de diciembre de 2008
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